‘’Tradicionalmente, la palabra
‘’cultura’’ sólo evocaba contenidos librescos y hasta alardes jerárquicos. A
partir de la Antropología ,
se sabe que engloba toda la actividad humana, aun la más cotidiana y anónima.’’
–Mi Tierra Uruguay.
Uruguay entró al siglo XX pisando
fuerte, tanto en lo económico como en lo social, hasta convertirse en un país
modélico. A las libertades democráticas y un respetable nivel de vida se unió
la alfabetización de casi toda su población. Actualmente, ser uruguayo es una
manera de ser, nuestra gran actividad cultural manifestada en todas las áreas
del pensamiento, arte y ciencia, es reconocida internacionalmente. La cultura
de nuestro país es una larga lista de nombres ilustres y obras consagradas, a
lo que se le suma la charla del café, la celebración de los goles y el mate
siempre pronto.
Literatura 1890-1930.
‘’La Literatura nacional
nació junto con el país, en un territorio en el cual, la ausencia de una
cultura indígena precolombina avanzada, se sumaba el escaso desarrollo de la
sociedad colonial. En la actualidad, las letras uruguayas se encuentran entre
las más importantes del mundo.’’
Eduardo Acevedo Díaz puede ser
considerado como el primer novelista uruguayo, su especialidad fue la novela
histórica, con títulos como Grito de gloria, El combate de la tapera, Nativa e
Ismael.
En 1900 tuvo su apogeo la Generación del 900, la
cual incluye figuras relevantes como José Enrique Rodó, Julio Herrera y
Reissing, Florencio Sánchez, Javier de Viana, Delmira Agustini, María Eugenia
Vaz Ferreira, José Alonso y Trelles, y Horacio Quiroga. Ellos no sólo cambiaron
los criterios literarios, sino hasta el arquetipo de escritor: el universitario
intelectual fue reemplazado por el audaz autodidacta de las ‘’peñas’’. Los
lugares de cita que dieron nacimiento a la moderna literatura fueron: primero,
el Polo Bamba, abierto hasta 1915, y luego el Tupí Nambá, el Ateneo, La Cosechera y el
Sorocabana.
Las mujeres poetas.
A lo largo de la historia de la literatura
nacional nunca estuvo ausente la mujer, por más que durante años su presencia
fue vista por los ‘’hombres de letras’’ como un fruto de la gracia o el
capricho femenino. Son muchos los nombres de grandes escritoras.
Sin haber alcanzado los 20 años, Delmira
Agustini (1886-1914) publicó El libro Blanco, lo que según Zum Felde, causó
‘’un movimiento de admiración y estupor en el pequeño ambiente intelectual del
país’’. Su segundo libro, Cálices vacíos, fue publicado en 1913. Era demasiado
para un Uruguay que entraba en la modernidad, Delmira murió trágicamente.
A su mismo período pertenece Eugenia
Vaz Ferreira (1875-1924). Repartía copias manuscritas entre sus amistades, no
aspiraba ni imaginaba la gloria literaria, hasta que finalmente se decide a
seleccionar sus mejores poemas pero una grave enfermedad le salió al paso y no
tuvo tiempo. Su hermano, Carlos Vaz Ferreira, concretó la tarea y publicó La Isla de los cánticos.
Ya habían muerto estas dos poetas
cuando surgió Juana de Ibarbourou (1892-1979). Solo esta gran poeta pudo
definir con precisión las grandes líneas temáticas que marcaron su obra desde
que apareció Las lenguas de diamante (1919), su primer libro. No en vano fue, y
sigue siendo, ‘’Juana de América’’.
Voces mayores de nuestra literatura.
Es muy difícil reseñar la literatura
de Uruguay en unos pocos nombres, pero las más relevantes fueron:
*Juan Zorrilla de San Martín
(1855-1931): Representante del Romanticismo latinoamericano y director del
diario católico ‘’El bien público’’, ocupó altas jerarquías en la sociedad de
su tiempo. Contribuyó al sentimiento de identidad nacional con La epopeya de
Artigas (1910). Su obra ensayística incluye títulos como Resonancias del camino
(1896), Huerto cerrado (1900), Conferencias y discursos (1905), El sermón de la
paz (1924) y El libro de Ruth (1928).
*Eduardo Acevedo Díaz (1851-1921):
Su obra, plena de elementos realistas y románticos, fue forjadora del
sentimiento nacional y sentó las bases de la narrativa uruguaya. Sus
principales obras históricas son: Grito de gloria (1893), Lanza y sable (1914),
y Nativa (1890). En ellas la historia individual e inventada de los personajes
se desenvuelve sobre el trasfondo histórico de las guerras por la Independencia , el
fin de la emancipación y hasta el surgimiento de las divisas. Otras obras:
Minés (1903), Épocas militares de los países del Plata (1914), Soledad (1892),
entre otras.
*José Enrique Rodó (1871-1917): Con
Ariel (1900) cuando tenía solo 29 años, Rodó quedó consagrado como el maestro y
guía de toda una generación americana. ‘’Motivos de Prometeo’’ (1909) sintetiza
las mayores preocupaciones del autor, de él se desglosan casi todas las
parábolas, pequeños relatos aleccionantes que han forjado su celebridad. Entre
otros títulos cabe destacar: Liberalismo y jacobinismo (1906), El Mirador de
Próspero (1913), El camino de Paros (1918), Últimos motivos de Proteo (1932).
En 1899, Rodó publicó su medular estudio sobre Prosas profanas, de Ruben Darío.
*Horacio Quiroga (1878-1937): Aunque
el relato breve fue su forma de expresión distintiva, Quiroga publicó el
poemario Los Arrecifes de coral (1901) e incursionó en la novela con Historia
de un amor turbio (1908) y Pasado amor (1929). Sus cuentos más relevantes
aparecen en: Los perseguidos (1905), Cuentos de amor, de locura y de muerte
(1917), Cuentos de la selva (1918), Anaconda (1921), El desierto (1924), La
gallina degollada y otros cuentos (1925), y Los desterrados (1926). Salto lo
reivindica como su mayor gloria literaria, pero su legendaria condición de
escritor huraño está ligada a largos años en la selva amazónica argentina.
*Florencio Sánchez (1875-1910): A
ambas márgenes del río de la
Plata perteneces, de alguna manera, el fundador del teatro
nacional uruguayo. Nacido en la ciudad de Montevideo, periodista en Minas, y
luego en Rosario y Buenos Aires, estrenó en teatros uruguayos y argentinos
obras de hondo contenido social, como M’hijo el Doctor (1902), La gringa
(1904), Barranca abajo (1905), En familia (1905), Los muertos (1905), Los
derechos de la salud (1907) y Nuestros hijos (1908).
*Juana de Ibarbourou (1892-1979): En
1929, en la escalinata del Palacio Legislativo recibió el título de ‘’Juana de
América’’, aunque siguió prefiriendo el callado afecto de sus incontables
lectores anónimos, desde los niños de escuelas a hombres y mujeres que agotaban
las ediciones sucesivas de Lenguas de Diamante (1919), El cántaro fresco
(1920), Raíz Salvaje (1922).
María Eugenia Vaz Ferreira, Delmira Agustini y Juana de Ibarbourou
Música
Rica en ritmos, melodías,
instrumentos y danzas inconfundibles, la música nacional cubre todos los
campos, desde el folklore, el tango y el candombe, hasta la (mal llamada)
‘’clásica’’. En todas las modalidades, nuestra música es una constante búsqueda
de la propia identidad.
El gran drama de la música americana
es la búsqueda de una identidad propia y diferenciada de los europeos. Los
compositores latinoamericanos que
pretendieron crear un lenguaje musical propio y distintivo tuvieron que
comenzar luchando por liberarse de los modelos europeos, de los cuales, además,
no podían prescindir.
Si este problema de identidad afecta
a todo el continente, cuánto más afectará a Uruguay, que además de tener una
cultura predominantemente europea (y en menor medida africana), tenía
escasísimas diferencias culturales con los países vecinos.
Con el poblamiento del medio rural
uruguayo aparecieron algunos elementos musicales característicos: la guitarra
española como un instrumento predominante, el cantor solitario como artista
espontáneo y algunas formas musicales diferenciadas o más o menos propias: la
milonga, el cielito, la cifra, el gato, y el estilo, o triste.
A principios del siglo XX surge el
primer intento serio de crear una música nacional. De ese tiempo es la figura
de Eduardo Fabini (1882-1950), por muchas razones el compositor uruguayo más
importante. Fabini realizó un serio intento de conocer las formas y ritmos
folklóricos de Uruguay. De su obra, bastante amplia y poco conocida, es posible
escuchar dos de sus poemas sinfónicos Campo y La isla de los ceibos y algunas
canciones memorables como Luz mala.
Influenciados por Fabini, entre
1920-1950 surgen varios compositores de importancia como Luis Clouzeau Mortet,
Brocqua, Vicente Ascone, Carlos Estrada, Pedro Ipuche Riva, el italiano Guido
Santorsola, entre otros.
Con la irrupción de los inmigrantes
a comienzos de siglo, el tango alcanzó su pleno carácter y dejó de ser
exclusivamente la música de los ‘’orilleros’’. Alfredo Bevilacqua, Juan Maglio,
Alfredo Gobbi, Agustín Bardi, Roberto Firpo, Pascual Contursi, son algunos de
los que rescataron al tango de la cladestinidad y lo llevaron a la Europa de preguerra, donde
los ‘’niños bien’’, ávidos de emociones fuertes, lo consagrarían como una moda.
En este momento el piano, fue arropado por la orquesta. Algunas piezas
reubicaron el éxito de ésta transformación, entre éstas ninguna como el tango
‘’La Cumparsita ’’
presentado en 1917, en ‘’La
Giralda ’’, en la Plaza Independencia.
Al promediar la segunda década,
Pascual Contursi confirmó la tendencia de ponerle letras al tango. No pasó
mucho tiempo hasta que los cantores, dejando el cultivo del folklore, asumieran
la canción. Sin embargo, el ‘’milagro’’ lo hizo alguien que para algunos nació
en 1882, en Tacuarembó, Carlos Gardel.
Una de las tradiciones que se
conservan desde épocas muy antiguas es el del conjunto de morenos que recorren
las calles tocando candombes en los tamboriles. Esencialmente, el Candombe fue
una danza basada en un ritmo sincopado muy particular que se tocaba con el
tamboril. Más allá de sus particularidades el ritmo se asemeja a otros de
origen afro-americano, que son propios de otras áreas del continente. El
candombe estuvo ligado desde sus orígenes a las expresiones carnavaleras. La
preminencia del candombe como danza se mantuvo hasta los primeros treinta o
cuarenta años del siglo XX, cuando el tema comenzó a interesar a artistas
blancos que le quitaron su carácter marginal, como Figari en la pintura y
Jaurés Lamarque Pons en la música. En Uruguay el candombe como canción fue
cultivado por Romeo Gavioli, creador del ‘’Baile de los morenos’’. Luego, José
Carabajal ‘’el Sabalero’’ compuso también, algunos candombes memorables.
Carnaval
A comienzos del siglo se empiezan a
formar murgas modernas, en ese tiempo era popular la zarzuela y compañías
españolas de este género que viajaban a nuestro país. En 1909 una de esas
compañías llegó a Montevideo para presentarse en el teatro Casino, acompañada
del actor Diego Muñoz, quien dirigía un conjunto llamado Murga La Gaditana. Esta
tenía cinco instrumentos: el saxofón, la flauta, el pistón, el bombo y los
platillos. Un grupo de amigos al ver el espectáculo decidieron sacar una murga
llamada La Gaditana
que se va. Fue la primera murga uruguaya que actuó en el Carnaval, compuesta
por 6 jóvenes humoristas que ejecutaban trozos de murga original. Cantaban
versos referidos a acontecimientos nacionales como extranjeros, políticos y de
interés público.
El Carnaval comienza a
institucionalizarse, en la ciudad de Montevideo principalmente. En 1905 se crea
el actual concurso oficial de comparsa de negros y lubolos cuya primera edición
fue ganada por Negros de Asia. Luego, en 1910 la murga La Gaditana que se va gana
el primer concurso oficial de murgas.
Existen algunas referencias de otras
músicas, como la
Excéntrico Musical , o Los Pichones de este año. Las canciones
tenían la música de las zarzuelas más populares de la época, iniciando la
tradición murguera de usar melodías no originales.
‘’Los Profesores Diplomados’’
incorporaron al conjunto en 1915
a un negro, soldado y tambor de la Escuela Militar ,
para que tocara el redoblante, esta idea fue tomada y perfeccionada por José
Ministeri (director) quien crea en 1918 con sus Patos Cabreros, con batería de
murga tal como se conoce actualmente. En un primer momento las murgas cantaban
sus melodías con un ritmo adecuado para el desfile, pero después, gracias a la
batería de murga, fue cambiando hasta llegar a
la marcha camión conocida
actualmente.
Con el pasar de los años, los
espectáculos y festividades ofrecidas en el carnaval se han diversificado, lo
que llevó a la creación de nuevas categorías en los concursos oficiales.
Arriba a la izquierda dos participantes de los concursos de disfraces del Parque Hotel, abajo, los integrantes de una murga a su paso por 18 de Julio, y a la derecha, uno de los miles artistas que participan en las llamadas del Carnaval.
Humor
Los orígenes del humor nacional
fueron una humorada, el gran pionero fue Fransisco Acuña de Figueroa, a quien
luego se le encargó el Himno Nacional. Sin embargo, su fama provenía de los
epigramas, letrillas, odas y elegías que escribía.
En la segunda mitad del siglo XIX,
el periodismo satírico experimentó un auge inversamente proporcional al tamaño
del país. Algunos títulos: ‘’El Candil’’(1890), ‘’El Garrote’’ y ‘’Sancho
Panza’’ (1891), ‘’La Langosta ’’
(1893), ‘’El Pobrecito Hablador’’, y la Tormenta (1894).
Luego de la Revolución de 1897 se
dio el nacimiento de revistas humorísticas mejor estructuradas, ‘’La Alborada ’’, ‘’Caras y
Caretas’’, y, en 1897 pasó a Buenos Aires ‘’La mosca’’ y ‘’El negro
Timoteo’’.
Habían afines a una curiosa
ornitología: ‘’La cotorrita liberal’’, ‘’La cotorrita del Plata’’, ‘’La
cotorrita oriental’’, ‘’La cotorrita uruguaya’’ (los tres de 1898) y ‘’La
cotorrita moderna’’ (1910).
Durante el primer tercio del S. XX
se acentuó la impronta de la política. ‘’La Mosca ’’ se definía como órgano opositor a Batlle,
‘’El Gran Bonete’’ (1918) se confesaba antipolítico, ‘’Salpicón’’ (1910)
presumía ser anticlerical, y ‘’El Tábano’’ (1929), explicaba su intención de
vivir ‘’mientras exista el caquerismo’’.
Los
críticos coinciden en señalar de la pintura nacional su juventud, su recato y
su desdén por la monumentalidad; se ha convertido en un arte que trasciende las
fronteras.
En
Uruguay, arte e historia tienden a participar del recato y del intimismo de
estas tierras. nos referimos a su “juventud”, ajeno a las tradiciones
precolombinas que imperan en otras comarcas
también a “permeable”, influenciado por la cultura traída por los
inmigrantes de las grandes metrópolis. El arte uruguayo también es ponderado,
recatado e intimista, ya que no se caracteriza por obras de gran tamaño.
Angel
Kalemberg define al arte uruguayo como un “arte de individualidades orientado
hacia la investigación”, ya que los grandes nombres no surgen de una tradición
propia, sino que adquirieron su formación en el extranjero y luego lo
desarrollaron en el país. Además, es un arte uruguayo que no deja de ser
latinoamericano debido a que todos los artistas del país están inmersos en la
complejidad que caracteriza al Nuevo Mundo.
Dentro
de la pintura de esta época, encontramos obras de Juan Manuel Blanes, donde
ofrece una visión galante del campo uruguayo, poniendo para ello al gaucho
sufrido en un nimbo pictórico.
Uno de
los grandes personajes de la pintura nacional es Pedro Figari, quien descubrió
en la pintura el secreto de su juventud. Estuvo presente desde 1861 y 1938, en
Montevideo. En 1920, decidió cambiar la normativa de las leyes por la colorida
libertad de la paleta, montó su atelier en Buenos Aires, donde los pinceles,
los cartones y las telas comenzaban a configurar el arte que lo inmortalizaría
como uno de los grandes de la plástica uruguaya. Sus obras se basaban en la
pintura de los negros, los pericones, los patios de estancia, salones
federales, etc. Y algunas de sus características son la espontaneidad y la
inmediatez, el uso intuitivo del color, la capacidad innata para dotar de
movimiento a los personajes de sus cuadros y una gran sabiduría acerca del
comportamiento humano.
También
es importante nombrar a Rafael Barradas (1890-1929), su obra es un prodigio de
la línea, del arabesco, del dibujo, de la sabiduría para poner un color, etc.
Su visión del mundo, dramática en sus temas, contrasta con la alegría de su
paleta, plena de tonos claros.
Otro
autor que entregó su vida al arte, a la docencia y a la reflexión es Joaquín
Torres García (1874-1949), buceador infatigable de las más distintas
posibilidades estéticas, se replegó finalmente sobre si en lo que él mismo
bautizó como “universalismo constructivista”. Su insaciable pasión lo llevó a
decorar hasta sus muebles y enseres de su casa con signos y símbolos que
constituían las claves de su mundo espiritual, para entender la estética del
siglo: el libro “El descubrimiento de si mismo” (1917).
Alfredo
De Simone (1892-1930) trasladó a sus lienzos la calidad de los muros que
acariciaba con su mano lisiada en su tránsito diario por el Barrio Sur. Pintor
de materia abundante y uso de la espátula, dejó un cuerpo importante de
paisajes, en donde plasmó su sensibilidad y su amor por Montevideo.
Un
factor que afectó a los artistas plásticos fue la quiebra institucional
producida en los años setenta, como respuesta surgieron talleres de enseñanza
particulares los cuales fueron llamados “Generación de los 80” .
-
Algunos de los museos y lugares históricos de nuestro país: Museo Municipal de Bellas Artes, Museo
Nacional de Artes Plásticas y Visuales, Museo Torres García, Museo Histórico
Nacional, Museo del Pan, Museo Histórico Casa de Rivera, Colección de Abanicos,
Fortaleza de Santa Teresa, Fuerte San Miguel, etc.
De izquierda a derecha, ''Uno de los Chiripaes'' Juan Manuel Blanes, ''Retrato de J.C.M'' de Carlos Federico Sáez, ''Partido de fútbol'' de Carmelo de Arzadum, y ''García Lorca y otro'' de Rafael Barradas. Ejemplos de la pintura uruguaya.
Escultura
Es una
de las manifestaciones estéticas menos difundidas pero mas logradas del arte
nacional. En la segunda mitad del Siglo XIX, la presencia de artistas
extranjeros como el español Domingo Mora (1840-1911), sirvió como estímulo para
la inspiración de artistas uruguayos. Se pueden señalar nombres como Salvador
Giménez, Federico Soneira y los hermanos José Luis y Nicanor Blanes, hijos del
pinto Juan M.Blanes.
La
carencia de condiciones adecuadas para la realización de grandes fundiciones
llevó a que monumentos ideados por artistas nacionales a través de dibujos y
maquetas compartieran autoría con extranjeros.
Más
tarde, el constructivismo y el abstractismo de Torres García inspiraron muchos
creadores de moderna actualidad y sensibilidad propia. Mattos, Podestá, Cabrera
y Pailos, han dejado obras de muy alta expresión plástica, línea culminada con
las rutilantes creaciones de Mario Lorieto.
Arquitecturas
La
inclusión de obras más recientes no es fruto de la casualidad, sino una
invitación a reconocer el país a través de su más actual arquitectura.
Unas de
las más importantes arquitecturas construidas en 1890 fue el Hospital Italiano
Umberto I (Montevideo), expresividad propia del eclecticismo del siglo XIX y
estructura espacial resuelva por una secuencia.
Un ejemplo
de arquitectura en esta época es el Hospital Italiano Umberto I, en Montevideo.
Ingeniero Luis Andreoni (1890). Se ve una expresividad propia del eclecticismo
del siglo XIX y estructura espacial resuelta por secuencias de loggias y
patios.
La actividad científica
Casi
mil artículos de científicos uruguayos han sido publicados en revistas de
alcance mundial, e investigadores nacionales han obtenido importantes premios
internacionales por su trabajo hecho en Uruguay.
José
Luis Massera desarrolló una escuela de matemáticas uruguaya, reconocida
internacionalmente en 1930.
Gastronomía
No es
fácil establecer con precisión cuales han sido las raíces de una presunta
gastronómica criolla, ya que como única referencia se conservan fragmentos de
cronicas de viajeros europeos, dibujos y apuntes. Según aquellos fragmentos se
debe imaginar a los indígenas trepados a los árboles recogiendo frutas
silvestres, corriendo detrás de las presas, o en la orilla de los ríos.
El amor
por la pasta ‘’fatta in casa’’ y el gusto por los quesos y el vino, la polenta
y la carne remozada con mostaza y vino, las tartas de verduras, jamón y queso o
de frutas de estación, son sólo una muestra de que la gastronomía uruguaya
recuerda los sabores y aromas de sus antepasados.
Los
franceses marcaron su presencia en nuestra gastronomía, a través de los
viajeros rioplatenses que recalaban en París, capital hedonista del mundo
occidental. Cuando regresaban a su tierra, traían sus maletas con cartas de
restaurantes, libros de cocina y recetas que habían sido pedidas a parientes y
amigos.
Deporte
Tiene
una enorme influencia social, constituye un dato inequívoco para analizar la
identidad nacional, y hay un hecho significativo: “las más grandes hazañas del
Uruguay nunca fueron de deportistas individuales, sino de esfuerzos colectivos
de conjuntos y equipos”.
Dentro
de los deportes, en 1891 se introduce el waterpolo a nuestro país. El rector de la Universidad de la República , Alfredo
Vázquez Acevedo, fue uno de los primeros hinchas del club Nacional de futbol,
fundado en mayo de 1899. El nombre del equipo y los colores no fueron
casualidad.
En 1891
nació el Club Peñarol, aunque con el nombre de Central Uruguaya Railway Cricket
Club.
Desde
que éstos se enfrentaron por primera vez en 1900, ambos siguen vitales. Así fue
que en 1912, el gobierno de Batlle y Ordoñez creó la Comisión Nacional
de Educación Física (primera institución oficial de su género en el continente
y también pionera en exigir la ficha medica) para practicar cualquier deporte.
-
LAS GLORIAS DEL FUTBOL
Todo el
mundo lo sabe: hablar de futbol, pero hablar en serio, es decir Uruguay.
Pasión,
orgullo, rivalidad, alegría, dolor, bronca, etc. está en juego cuando se habla
del futbol.
En 1916
se jugó en Buenos Aires un torneo amistoso entre Uruguay, Argentina, Chile y
Brasil; a instancias de ese campeonato y por iniciativa del uruguayo Hector
R.Gomez se creó la Confederación Sudamericana de Futbol y al año
siguiente en Montevideo nacieron oficialmente los Campeonatos Sudamericanos.
Con el
prestigio ganado por los títulos olímpicos de 1924 y 1928, y dentro de los
festejos del centenario de la
Jura de la
Constitución , Uruguay organizó el Primer Campeonato Mundial.
El
triunfo celeste en los fuegos de 1924 en Paris constituye una maravillosa saga
del futbol mundial, además, fue la primera vez que un equipo americano jugaba
en Europa.
El
campeón olímpico Leandro Andrade en 1924 y 1928, representa para la FIFA el primer mito mundial
del fútbol.
Dentro
del deporte, construir el Estadio Centenario fue una proeza que demandó menos
de un año, entre febrero y julio de 1930 fueron excavados 160.000 m3 de cemento, y
colocados 14.000 m2
de cemento que aún estaba fresco el 18 de Julio de 1930 cuando desfilaron las
delegaciones.
Luego
de la Segunda Guerra
Mundial, cuando se reanudaron los Mundiales, Uruguay marcaría lo que quizá sea
la mayor hazaña de la Copa :
vencer al gran favorito Brasil en la final, acto que ocurrió en 1930.
Uruguay
ganó todos los partidos jugados en el siglo XX, en su suelo: 1917,1923 y 1924; en el exterior: 1926.
De izquierda a derecha distintos logros en diferentes deportes: remo, rugby, cricket, baloncesto, natación y tenis.
BIBLIOGRAFÍA:
Mi Tierra Uruguay - El Observador
Wikipedia
Gimena Castro y Verónica González 6to SH 13
De izquierda a derecha distintos logros en diferentes deportes: remo, rugby, cricket, baloncesto, natación y tenis.
BIBLIOGRAFÍA:
Mi Tierra Uruguay - El Observador
Wikipedia
Gimena Castro y Verónica González 6to SH 13






